Propios

velada íntima

«¿Te lo muestro?» Dice ella casi entre sueños, arrullándose con sus propias palabras, apoyada la cabeza sobre el pecho de él que la mantiene en un vaivén somnoliento. «¿Te lo muestro?» Repite con un tono pícaro, su voz arrastrada mientras alarga pesadamente el brazo buscándole la cabeza para asirse a su cabello.

Él aspira hondo, un pitazo al cigarrillo, deja que se llene su boca con el humo, lo expulsa sin expulsarlo, la boca abierta y el humo escapa, pero quiere permanecer junto a ellos como un venenoso espectador pálido de la conversación. Da otro pitazo y esta vez expulsa con fuerza para ahuyentar al voyeur diáfano. «Claro» Responde tosiendo y ocultando su boca tras la mano «De vos quiero conocerlo, verlo todo».

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